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¿Y si el Hombre se llamara como la Mujer?

Si, habéis leído bien el título del artículo… Una compañera mía de trabajo en Alemania, se va a casar el mes que viene. Aquí es tradicional que la mujer cambie su apellido por el del hombre en el momento de casarse, aunque ahora la ley dice que puede cambiarse el hombre también el apellido, o crear un nuevo apellido con el del hombre primero y seguido de un guíon el de la mujer. Aunque el 80% de las mujeres se lo cambian, y sólo el 5% mantienen su apellido de «soltera» (vamos, el suyo).

Pues bien, sorpresa sorpresa, mi amiga me dijo hace dos días, que ella no iba a cambiarse el apellido, y yo super feliz, porque ¿Por qué la mujer tiene que perder su identidad cuando se casa? Pero ella siguió hablando y dijo, pero mi compañero se va a poner el mío. Y yo ahí ya no supe que decir, porque ¿Por qué alegrarme? o ¿Por qué entristecerme? La dejé hablar. Y explicó que a su compañero no le gustaba su apellido y que se lo quería cambiar. Además, con el absurdo argumento que tienen los Alemanes, de tener siempre «un mismo nombre para toda la familia» (ella está embarazada), ya tenían dos argumentos para que el chico cambiara su apellido: Su apellido era feo e iban a ser una familia y entonces tienen que tener un sólo apellido identificativo para todos sus miembros.

Se podría considerar este caso como nuevo Feminismo, es decir que el hombre adquiera el apellido de la mujer cuando se casa. Y desde luego ésto, es toda una revolución, pero la idea es «la igualdad de derechos».  No vamos ahora a cambiar los papeles y a comportarnos como no nos había gustado que se comportaran con nosotras!

Yo estoy en contra de la pérdida de la identidad de la mujer, pero también de la del hombre. Aunque este tema no sea un punto crítico en España, sí lo es en el resto de Europa, y desde nuestro país hay que hacer peso para que nuestra manera de ver a la mujer se exporte al resto, para implantar una nueva forma de Feminismo y de Igualdad.

Nosotras como españolas, podemos mantener nuestra identidad cuando nos casamos en España o en otros países, véase el caso, ahora famoso, de Míriam González Durántez, casada con Nick Clegg, el ahora candidato a Primer Ministro en el Reino Unido, no ha cambiado su apellido y ni su marido tampoco. Y también nosotras como españolas podemos empezar el debate de la identidad de la mujer, para llegar a una mayor igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

La Pérdida de Identidad de la Mujer en Europa

Esta semana, la noticia en Alemania ha sido el cambio de nombre de la Ministra de Familia, Personas Mayores, Mujeres y Jóvenes, Kristina Köhler. Esta Ministra, conservadora de 32 años, se ha casado hace poco, y a partir de ahora se va a llamar Ministra Kristina Schröder. A parte de la broma que se puede hacer, el apellido Köhler es del ahora presidente de Alemania Horst Köhler, y Schröder es el apellido del anterior canciller alemán Gerhard Schröder, es decir los dos apellidos de la ministra se quedan en casa, en la política alemana.

Esto significa: Cambio de nombre en el carnet de identidad, el email, el twitter, las páginas web, todos los papeles oficiales, las tarjetas de débito y de crédito,  el número de la seguridad social, es decir se borra la identidad de una persona para transformarla en otra. Y, sólo, a la mujer. Véase en el ejemplo de la ministra, su página web anterior es reenviada automáticamente a la nueva con el nuevo nombre:

http://www.kristina-koehler.de/

http://www.kristinaschroeder.de/

Aquí no estamos hablando de transferencia de los apellidos a los hijos, aquí se habla sólo y únicamente del cambio de apellido de la mujer. Se la trata como si fuera invisible, como si su identidad, la de la mujer, dentro de la sociedad no fuera importante. ¿Y decimos que Europa es progresista respecto a los derechos de las mujeres? Menos en el derecho a la identidad, porque en el momento en que se casa, desaparece dicho derecho. ¿Al casarse la mujer pierde su identidad? Si, para la mayoría de los países europeos. Y aunque ahora haya nuevas leyes dónde la mujer puede decidir qué hacer, es decir, si cambiarse el apellido o no, en Alemania el 80% de las mujeres se lo cambia por tradición y por el bien de la unidad familiar. Para que se tenga un único apellido como referencia en toda la familia. Es decir, este argumento indica, que la familia de la mujer, y  la mujer mísma están valorados por debajo de la valoración de la unidad familiar.

Mostrando otro ejemplo de cambio de apellido, el caso francés más famoso fué el de Cecilia Cigagner-Albéniz que estuvo casada con Nicolás Sarkozy, y por tanto pasó a llamarse Cecilia Sarkozy, cuando se separó del presidente de la República Francesa hasta que se casó con su actual marido, se volvió a llamar Cecilia Cigagner-Albéniz, y ahora casada desde hace un tiempo con un empresario francés, se llama Cecilia Attias. Con este ejemplo se observa muy bien el va y vén de apellidos, y de la absurdez del caso, quedando una vez más patente, que la identidad de la mujer no es relevante para la sociedad, y que depende íntegramente de su marido.

¿A ver si vamos a ser los españoles los menos conservadores de todos? Primero porque la mujer conserva íntegramente todos sus apellidos cuando se casa, y segundo porque los hijos reciben los apellidos de los dos progenitores. Llamando a la familia «Familia Castaelgalgo Fernández».

En España decimos, la mujer de Pedro, o Victoria Fernández de Castaelgalgo, para hacer referencia oral, y para reconocerse o para hacerse más aristocráticos. Pero la mujer legalmente siempre mantiene su nombre y apellidos.

La Ministra alemana se ha cambiado el nombre, y los periodistas se han planteado: ¿Por que si la mujer es importante se tiene que cambiar el nombre al del marido? Por ejemplo Angela Merkel mantiene su nombre de «soltera» estando casada con Joachim Sauer. Más reintintín… «si la mujer es importante», y si es una mujer normal que trabaja en una oficina, o en una escuela, o como cocinera ¿No es importante? ¿Ahora los derechos de las personas van a estar basados en su estatus social?

No he mirado libros de antropología para saber cuál es el origen de esta tradición, sólo sé, que en pleno siglo XXI, Europa tendría que tomar cartas en el asunto. No se puede hablar de igualdad entre hombres y mujeres, y luego que las mujeres pierdan su identidad por ahí, de cualquier manera. Y este punto, que yo sepa, nunca se ha revisado. Mi pregunta es clara y directa: ¿Por qué?